Memorias de Adriano en el Museo del Prado
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Madrid, 11 de octubre de 2025. Querida Ofelia, Tras su participación en el itinerario “Calderón y la pintura” celebrado en 2023, Lluís Homar vuelve a las salas del Museo del Prado para poner voz a los protagonistas de la novela “Memorias de Adriano”, de Marguerite Yourcenar, a través de los bustos que se exponen en la sala 74 del edificio Villanueva. Esta propuesta recoge algunos de los fragmentos más íntimos y emocionales de la adaptación teatral de una de las obras más influyentes de la literatura del siglo XX, “Memorias de Adriano”, de Marguerite Yourcenar, en la que el emperador Adriano (que gobernó del 117 al 138 d.C.), reflexiona sobre su vida, el poder, el amor y la muerte, a la manera de una carta íntima de despedida que dirige a su nieto adoptivo, el futuro emperador Marco Aurelio. La intervención en el Prado se centra en el amor y el dolor que sintió el emperador por el joven griego, causado por la trágica y misteriosa muerte de Antínoo en el río Nilo. Su decisión de divinizarlo se convirtió en un intento de preservar la belleza ante la fugacidad del tiempo. Para establecer este nuevo culto religioso a lo largo del vasto Imperio Romano, Adriano patrocinó la producción masiva de estatuas y bustos. La imagen de Antínoo se difundió en monedas y dio lugar a un magnífico conjunto de efigies de mármol que se instalaron en Roma y en la parte oriental del Imperio. En ellas aparecía el joven idealizado, convertido en el último gran dios del paganismo griego, y en ocasiones portando los atributos de Apolo, Dioniso, Osiris o alguna otra deidad. A la estética tradicional del clasicismo helénico, la cabeza inclinada y los ojos en sombra aportaban matices psicológicos nuevos. Estas obras no solo servían como objetos de adoración en los templos (e incluso en la ciudad de Antinópolis, fundada en su honor), sino que también funcionaban como propaganda imperial. Antínoo 131 - 132. Mármol blanco de Carrara, 97 x 70 cm Sala 074 Museo del Prado https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/antinoo/c054e2cf-2890 4962-a44e-e9adc71d88b9 Antínoo tuvo una breve existencia y dejó escasa huella en los textos antiguos. Nacido en Bitinia (Asia Menor) hacia 110 d.C., fue incorporado al séquito de Adriano (117 138) a los trece años de edad y en el permaneció hasta su muerte en el Nilo en el año 130. Aunque hoy se conservan más de 80 efigies de Antínoo en escultura y relieve, los bustos conocidos son 8 -todos ellos hallados en Italia, Grecia y Líbano-, y el más parecido al del Prado es el del Museo Nacional de Atenas, hallado en Patras: como el del Prado, muestra el amplio busto que se pone de moda a fines del reinado de Adriano, pero lleva marcadas las pupilas, lo que le da un carácter algo más realista. Procede de la colección de Cristina de Suecia, pasó a la coleción Odescalchi y de ahí a la colección de Felipe V e Isabel de Farnesio (Palacio de La Granja de San Idefonso). El emperador Adriano 130 - 138. Mármol blanco, 84 x 67 cm Sala 074 Museo del Prado https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/el-emperadoradriano/0d6ac7fc-7086-4dd9-820d-2274491e9348 El retrato de mármol del emperador Adriano que se conserva en el Museo del Prado es una pieza clave para entender la iconografía imperial romana tardía. Aunque el gobierno de Adriano se extendió por veinte años, sus retratos se mantuvieron consistentes: siempre aparece con barba y el cabello, descrito en la Historia Augusta como "encrespado artificialmente", forma una superficie de rizos ordenados. Los más de 130 retratos de Adriano que se conocen en la actualidad han sido catalogados por los estudiosos, estableciendo diversos tipos que, en cuanto a cronología y tipología no se pueden distinguir con seguridad. De las 19 réplicas que coinciden con el Adriano de Madrid hasta en pequeños detalles, 16 proceden de Italia. Este busto en particular, que pertenece al grupo conocido como Tipo Baiae, presenta una serie de rasgos que permiten situarlo cronológicamente hacia el final del mandato del emperador (c. 130-138 d.C.). Entre estas características destacan: la órbita ocular flácida con una arruga visible en el ojo derecho, la presencia de perforaciones en los ojos y la muesca oblicua en los lóbulos de las orejas, una marca fisonómica única de Adriano. El formato del busto también apunta a una datación tardía, pues es de tamaño mayor que el natural (semicolosal), incluyendo el nacimiento de los brazos y parte del arco costal. La figura sigue el modelo de la desnudez heroica —como la representación de Marte o Diomedes—, cubriéndose solo con el paludamentum (manto) sobre el hombro izquierdo. Un gran abrazo desde nuestra querida y culta España, Félix José Hernández.
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