La Bruja de Jules Michelet
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París, 17 de febrero de 2025. Querida Ofelia, leí este libro cuando me lo prestó mi colega y amigo Francisco, cuando entre 1972 y 1975 fuimos profesores de Geografía en la E.S.B. William Soler, situada en la calle Belascoaín de Centro Habana. Ahora, medio siglo después al volverlo a leer, recuerdo los comentarios que hacía con Francisco. Cuando vuelvo a ver cada filme o leo libros de nuevo, me hacen recordar a tantos lugares y personas que acompañaron mi adolescencia o juventud en mi querida Habana. Bruja es una obra fascinante del historiador y escritor francés Jules Michelet, publicada por primera vez en 1862. Este libro es un análisis profundo y detallado de la figura de la bruja en la historia europea, especialmente durante la Edad Media y el Renacimiento. Michelet, conocido por su estilo literario y su enfoque romántico de la historiografía, presenta a la bruja no solo como una víctima de la persecución, sino también como un símbolo de resistencia y una figura de poder en una sociedad patriarcal. El periodo en el que Michelet escribió La Bruja estuvo marcado por un creciente interés en el ocultismo y la magia, así como por un deseo de comprender mejor las causas y consecuencias de las cazas de brujas que tuvieron lugar en Europa entre los siglos XV y XVII. Michelet, influenciado por las ideas del Romanticismo, buscaba dar voz a aquellos que habían sido silenciados y perseguidos a lo largo de la historia. En este sentido, La Bruja es tanto un estudio histórico como una obra de reivindicación. En La Bruja, Michelet describe a la bruja como una mujer sabia y poderosa, que poseía conocimientos sobre la naturaleza, la medicina y la magia. Según Michelet, estas mujeres eran a menudo curanderas y consejeras en sus comunidades, pero también eran vistas con sospecha y miedo por las autoridades religiosas y civiles. La Iglesia Católica, en particular, jugó un papel crucial en la persecución de estas mujeres, acusándolas de herejía y pactos con el diablo. Para Michelet, la bruja representa una forma de resistencia contra la opresión y la injusticia. En una época en la que las mujeres tenían pocas oportunidades y derechos, la bruja se convierte en una figura de desafío y rebelión. A través de sus prácticas mágicas y su conexión con lo sobrenatural, las brujas desafiaban las normas y las estructuras de poder establecidas. Michelet retrata a estas mujeres como figuras heroicas, que luchaban por la libertad y la dignidad en un mundo hostil. Un tema central en La Bruja es la caza de brujas, un fenómeno que Michelet aborda con gran detalle y sensibilidad. Describe cómo miles de mujeres fueron acusadas, torturadas y ejecutadas bajo la sospecha de brujería. Michelet critica duramente a las instituciones que llevaron a cabo estas persecuciones, señalando la hipocresía y la crueldad de los juicios. También explora las consecuencias sociales y psicológicas de estas cazas de brujas, destacando el miedo y la desconfianza que sembraron en las comunidades. El estilo de Michelet en La Bruja es característico de su enfoque romántico de la historia. Su narrativa es apasionada y emotiva, y utiliza un lenguaje poético para describir los eventos y personajes. Este estilo ha sido tanto elogiado como criticado; algunos lectores aprecian la profundidad emocional de su escritura, mientras que otros consideran que su enfoque es demasiado subjetivo para un estudio histórico. La recepción de La Bruja ha sido variada a lo largo del tiempo. En el siglo XIX, la obra fue vista como una contribución importante al estudio de la historia de la brujería y la magia. Sin embargo, algunos críticos contemporáneos han señalado que las interpretaciones de Michelet a veces carecen de rigor académico y están influenciadas por sus propias creencias y prejuicios. A pesar de esto, La Bruja sigue siendo una obra influyente y relevante, que ofrece una perspectiva única sobre un tema complejo y controvertido. La Bruja de Jules Michelet es una obra que trasciende el mero estudio histórico para convertirse en una reflexión profunda sobre la naturaleza humana, la opresión y la resistencia. A través de su narrativa apasionada y su enfoque romántico, Michelet da vida a la figura de la bruja, presentándola como un símbolo de poder y desafío en un mundo dominado por el miedo y la injusticia. Esta obra sigue siendo relevante hoy en día, recordándonos la importancia de dar voz a los marginados y de cuestionar las estructuras de poder que perpetúan la opresión. Un gran abrazo desde el Viejo Mundo, viejo, pero con mucho encanto, Félix José Hernández.
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