La gran odisea de “The Lost City of Z”
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París, 28 de agosto de 2025. Querida Ofelia, Ayer vi este grandioso filme, que me hizo recordar “Aguirre la cólera de Dios”, otro gran filme sobre la búsqueda en la Amazonia de grandes civilizaciones. En los tres viajes que he hecho a Brasil, siempre he recordado a Aguirre la cólera de Dios”, en el próximo recordaré también a “The Lost City of Z” A inicios del siglo XX, cuando el mundo aún ocultaba regiones inexploradas y el misterio de tierras lejanas seducía a las mentes inquietas de Europa, surgió la figura de Percy Fawcett, un explorador británico cuya vida y obsesión son el núcleo de la película “The Lost City of Z” (2016). Dirigida por James Gray y protagonizada por Charlie Hunnam y Robert Pattinson, esta obra cinematográfica mezcla aventura, historia y drama humano, llevando al espectador hacia el corazón indómito de la selva amazónica. A principios del siglo XX, el Imperio Británico se encontraba en una etapa de transición. La era victoriana había dejado tras de sí una tradición de exploradores, científicos y conquistadores, mientras el mundo occidental dirigía su mirada a las pocas regiones que aún no habían sido cartografiadas. El Amazonas, con su vasta extensión de selvas, ríos y secretos, era una de estas fronteras finales de la aventura humana. Percy Fawcett, oficial del ejército y topógrafo experimentado, fue enviado en 1906 a delimitar las fronteras entre Brasil y Bolivia. En ese contexto, se encontró con relatos indígenas y vestigios que sugerían la existencia de una civilización olvidada, una ciudad perdida a la que denominó “Z”. La fascinación de Fawcett por estos indicios y su convicción de encontrar la ciudad mítica lo condujeron a realizar varias expediciones a través de la selva sudamericana, arriesgando la vida y el vínculo con su familia. “La ciudad perdida de Z” narra con meticulosidad la vida de Percy Fawcett, interpretado con sensibilidad por Charlie Hunnam. Desde su primer contacto con la selva amazónica, la historia se convierte en una exploración no solo del territorio físico, sino también del alma humana. Fawcett, impulsado por su convicción y un sentido de destino, desafía la incredulidad de la comunidad científica británica y la presión de su entorno social. En su travesía, Fawcett es acompañado por Henry Costin, interpretado por Robert Pattinson, un personaje taciturno y leal que encarna la camaradería forjada en situaciones extremas. A lo largo de sus viajes, ambos enfrentan innumerables peligros: enfermedades tropicales, animales salvajes, hostilidad de algunas tribus y la inclemencia del clima. Sin embargo, la mayor amenaza parece ser la obsesión de Fawcett, que lo lleva a alejarse cada vez más de su esposa Nina y sus hijos, quienes en Inglaterra esperan su regreso entre la esperanza y el temor. James Gray teje una narrativa que alterna entre la majestuosidad de la selva y los salones enmoquetados de la sociedad británica, mostrando el contraste entre un mundo que avanza hacia la modernidad y otro que permanece envuelto en leyendas y misterio. La película nunca cae en la simplificación: muestra tanto la determinación como la vulnerabilidad de Fawcett, y la comprensión silenciosa de su esposa Nina, interpretada por Sienna Miller. Uno de los grandes aciertos de “The Lost City of Z” es su representación de la selva amazónica no solo como escenario, sino como un personaje más dentro de la historia. La película fue filmada en locaciones reales de la selva, lo que aporta una autenticidad visual impresionante. Cada plano transmite la densidad de la vegetación, la humedad palpable, la intensidad de la luz filtrada por el follaje y los sonidos hipnóticos de la vida silvestre. La belleza de estos paisajes contrasta con el peligro constante: los protagonistas se ven rodeados por ríos caudalosos, animales impredecibles y la amenaza silenciosa de la enfermedad. La naturaleza en la película es exuberante y a la vez implacable, reflejando el estado interno de los personajes, especialmente Fawcett, cuya búsqueda de lo desconocido está marcada por tanto asombro como sufrimiento. Charlie Hunnam ofrece una interpretación matizada de Percy Fawcett, evitando el arquetipo del héroe de aventuras tradicional y mostrando su lado vulnerable, terco y soñador. Robert Pattinson, en el papel de Costin, se convierte en un compañero indispensable, dotando a su personaje de realismo y humanidad, en contraste con la intensidad casi mística de Fawcett. Sienna Miller destaca como Nina Fawcett, quien personifica la fuerza y la resiliencia de quienes quedan atrás. Lejos de ser un personaje secundario, Nina es fundamental para comprender los sacrificios y la soledad que implica la obsesión del explorador. Tom Holland también aparece en el reparto como Jack Fawcett, el hijo de Percy, ampliando la dimensión familiar del relato. “The Lost City of Z” es mucho más que una película de exploración. Es una profunda meditación sobre los límites del conocimiento y el precio de la obsesión. La búsqueda de Fawcett se convierte en una metáfora de los anhelos humanos por trascender lo ordinario, por dejar una huella en la historia y encontrar sentido en lo desconocido. El filme plantea interrogantes sobre el choque de culturas, el colonialismo y la arrogancia occidental frente a los pueblos originarios del Amazonas, quienes son presentados con dignidad, alejándose de los estereotipos habituales en el cine de aventuras. Fawcett, a diferencia de muchos de sus contemporáneos, muestra respeto por las culturas indígenas y está convencido de que su civilización no es inferior, sino distinta y digna de admiración. James Gray imprime un ritmo pausado y elegante a la narración, permitiendo que cada escena respire y que el espectador sienta tanto la maravilla como el cansancio de los exploradores. La fotografía de Darius Khondji es sobresaliente, capturando la atmósfera casi onírica de la jungla y la opresión de la sociedad inglesa de la época. El diseño de producción y el vestuario son igualmente meticulosos, sumergiendo al público en una recreación fidedigna de la época, donde los detalles construyen una sensación de autenticidad que acompaña a la épica personal de los personajes. Desde su estreno en 2016, “The Lost City of Z” ha sido elogiada por la crítica y por amantes del cine de autor. Aunque su estreno fue discreto en comparación con superproducciones contemporáneas, ha ganado reconocimiento como una de las mejores películas de aventuras de la década, valorada por su profundidad emocional y su belleza visual. El filme invita a reflexionar sobre la naturaleza de la exploración, los riesgos del idealismo y la fragilidad de los sueños personales. Al final, Fawcett y su hijo desaparecen en el corazón de la selva, dejando tras de sí un misterio irresoluto, eco de todas las búsquedas auténticas que marcan la historia humana. “La ciudad perdida de Z” no es solo una película sobre la búsqueda de una ciudad mítica, sino una exploración de nuestros más profundos anhelos y la capacidad del ser humano para enfrentar lo desconocido. James Gray consigue, a través de una historia real, una reflexión sobre la obsesión, la belleza y el sacrificio, sumergiendo al espectador en la majestuosidad y el peligro de la selva amazónica. Es una película que permanece en la memoria, como una vieja leyenda narrada al calor de la hoguera, y que sigue invitando a nuevas generaciones a mirar más allá del horizonte. Recomiendo este filme a todos aquellos que aman el Cine, con mayúscula. Un gran abrazo desde la hermosa Francia, Félix José Hernández.
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