Reencuentro en el Museo del Prado
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Madrid, 8 de junio de 2025. Querida Ofelia, El Museo del Prado rememora “Reencuentro”, su gran exposición durante la Covid, cinco años después. El 6 de junio de 2020 marcó un hito en la historia reciente del Museo Nacional del Prado. Tras 87 días de cierre por la emergencia sanitaria provocada por la COVID-19, el museo reabrió sus puertas con la exposición “Reencuentro”, una propuesta excepcional que permitió, en palabras del Director, Miguel Falomir, ''ver el Prado como nunca se había visto y como, probablemente, nunca se volverá a ver". Cinco años después, el Prado rinde homenaje a aquel momento único. La reapertura se produjo en un contexto de restricciones aún vigentes, incluida la limitación de la movilidad interprovincial, lo que convirtió la visita al museo en una experiencia aún más simbólica. Para compartir ese momento con quienes no podían desplazarse, se impulsó en redes sociales el hashtag #VuelvealPrado, que invitaba a participar del reencuentro con el arte. Aquella muestra, organizada en solo una octava parte del edificio, reunió de manera extraordinaria más de 200 de las mejores obras de la Colección, generando encuentros inéditos entre grandes maestros de la pintura. Entre ellos, el sobrecogedor diálogo de los Saturno de Rubens y Goya que, por primera vez, compartieron sala, y hoy, cinco años después, vuelven a hacerlo hasta el próximo 6 de julio. La instalación se acompaña de un micrositio web y una pantalla en sala que recupera los momentos más significativos de “Reencuentro” . E l Museo Nacional del Prado presenta una instalación conmemorativa que rememora “Reencuentro”, la exposición con la que, el 6 de junio de 2020, volvió a montaje sin precedentes reorganizó 235 obras maestras en 18 salas, con la Galería Central como columna vertebral del recorrido, para convertir las restricciones sanitarias en la oportunidad de mostrar la Colección como nunca antes. Esta propuesta conmemorativa, que permanecerá hasta el próximo 6 de julio, rescata momentos icónicos como la conversación visual entre los Saturno de Rubens y Goya, y a través de una pantalla instalada en sala y de un micrositio accesible desde la web del museo, los visitantes podrán revivir aquella experiencia que marcó el regreso del arte a nuestras vidas. de 1.000 visitantes diarios en condiciones de aforo limitado, ha pasado a una media de 9.500, y de 235 obras expuestas ha regresado a más de 1.865 en 95 salas abiertas. Goya contaba entonces con 29 obras frente a las 78 actuales; Rubens, 28 frente a 72; Velázquez, 25 frente a 49; el Greco, 18 frente a 29; y Tiziano, 11 frente a 30. Esta recuperación se refleja también en la representación por escuelas: la pintura española ha pasado de 111 a 795 obras; la flamenca, de 42 a 254; la italiana, de 33 a 432; y la francesa, de 6 a 150. “Reencuentro” fue más que una exposición: fue un acto de compromiso con el arte, con la ciudadanía y con la memoria colectiva. Hoy, cinco años después, el Prado invita, una vez más, a detenerse, mirar y seguir avanzando. Saturno devorando a un hijo Rubens Óleo sobre lienzo. 182,5 x 87 cm 1636 – 1638 Madrid, Museo Nacional del Prado Temiendo la profecía que anunciaba que sus hijos le arrebatarían el trono de los dioses, Saturno los devoró uno a uno. Sobreviviría únicamente Júpiter, que cumpliría el vaticinio. La guadaña alude a su identificación con Cronos o el Tiempo que siega la vida, mientras las estrellas recuerdan el planeta al que da nombre. Esta obra fue encargada por Felipe IV para decorar la Torre de la Parada, cerca de Madrid. Saturno Goya Técnica mixta. Revestimiento mural trasladado a lienzo. 143,5 x 81,4 cm 1820 – 1823 Madrid, Museo Nacional del Prado Una de las imágenes más expresivas de las Pinturas negras es la de Saturno en el momento en que devora a uno de sus hijos. El dios, sabiendo que un día será destronado por uno de ellos, exigió a su esposa Cibeles que se los entregara. Ella, sin embargo, logró salvar a Júpiter, quién derrotó a su padre y lo expulsó del cielo. Figura de un concepto negativo, Saturno podría ser aquí la personificación de un sentimiento tan humano como el miedo a perder el poder. La pintura ocupaba el muro frontero al de Una manola: Leocadia Zorrilla. Un gran abrazo desde nuestra querida y culta España, Félix José Hernández.
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